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sábado, 17 de diciembre de 2011

ONE DAY.

Dirección: Lone Scherling.

País: USA 2011

Interpretación: Anne Hathaway, Jim Strurgess, Patricia Clarkson, Romola Garci, Rafe Spall, Ken Stott, Jodie Whittaker.

Guión: David Nicholls, basado en su novela “Siempre el mismo día”.

Música: Rachel Portman.

Fotografía: Benoit Delhomme.

Estreno en USA: 19 Agosto 2011.

Estreno en España: 14 Octubre 2011.



Película en la que se plasma la continuidad en el tiempo de un vínculo auténtico pese a la lejanía en el espacio, y las distintas trayectorias que sufren cada uno de los personajes principales.

Voy a hacer una pequeña exposición del guión de la película.

Se inicia con la finalización del curso de mayo universitario de los protagonistas Emma y Baxter que les lleva en esos momentos a una relación sexual, de escaso compromiso entre ellos, que hace que la joven proponga que solamente se dé entre ellos una relación de amistad, pese a que sus sentimientos son otros, pero percibe que en él no son así.

La trayectoria que cada uno de ellos va a seguir es completamente distinta, siendo las ambiciones de ella llegar a conseguir un reconocimiento a través de su SER, plasmado en la escritura.

Por el contrario, él quiere llegar a ese reconocimiento (fama) por una vía mucho menos profunda, aunque tenga para ello que hacer programas de TV, calificados en algún momento como “programas basura”, por su intrascendencia y futilidad. En su vida, lo importante para este personaje es el tener, lo que siempre había tenido por sus propios padres, en los que no había carencia de factores económicos, sino todo lo contrario.

Son, por tanto, trayectorias distintas en la Forma y en el Fondo pudiéndose calificar una (chica) de constructiva, mientras que la de él es destructiva, y cada vez en mayor medida.

Pese a ello, continúa la amistad, que en ella es Amor, y en él -aunque en el fondo sea el mismo sentimiento- aparentemente es solamente una relación de afecto y de atracción sexual.

Estos caminos tan divergentes son los que a ella, en un momento dado, le llevan a decirle que ella le quiere, pero ya no le gusta, al ver que cada vez y de forma más gradual va siguiendo un camino equivocado.

Aparecen, a continuación los padres de Baxter, observándose cómo la relación que establece con ellos, es también diferente. De sintonía con la madre y asintónico con el padre, que tampoco comulga con las actuaciones del hijo, al que en su fuero interno descalifica y denigra, mientras la madre aún confía en que esta trayectoria sea reversible al decirle “tú puedes llegar adonde tú quieras”.

Vuelven a aparecer a lo largo de los años y concretados en una fecha determinada – 19 de julio, fecha de su graduación- encuentros y separaciones entre ellos, manteniéndose el vínculo, en ella de forma manifiesta y en él latente, hasta que llega el reconocimiento del mismo (escena en la que se bañan desnudos) y él, de forma ya expresa, le manifiesta que él también la quiere, la echa de menos, se acuerda de ella.

No obstante, siguen la trayectoria de sus vidas por caminos divergentes. La madre de Baxter enferma y acaba muriendo. Aquí surgen sus sentimientos de pérdida, que ya se habían iniciado al perder su trabajo en el programa de TV que él dirigía, y ser sustituido por otro más joven.

Con anterioridad él se casa con una chica de su propio programa al haberla dejado embarazada. En esta área asume su paternidad y se hace responsable pero a los pocos años de matrimonio, su mujer se une con un antiguo amigo de él de la Universidad y el matrimonio se rompe. Empieza, entonces, a ser consciente de las pérdidas que se le van acumulando (trabajo, madre, esposa, hija) lo que le sumerge en un estado depresivo que le lleva, ya desesperadamente, a recurrir a ella, a la que siempre encuentra y ejerce el papel de salvadora-madre, al igual que su madre hacía.

Se va, por tanto, estrechando más y más el vínculo entre ellos, confesándose ya abiertamente el uno al otro su sentimiento de AMOR (ya manifiesto años atrás) pero que ahora les conduce a un compromiso matrimonial, que llevan a cabo. Seguidamente, su deseo de tener un hijo con el hombre a quien ama.

Pero la fatalidad aparece de forma accidental, en un accidente en el que ella es atropellada, yendo en bicicleta, por un camión. Insospechadamente una vez más, y, sobretodo porque Baxter pierde a su amada, ello hace inevitable el recurso a secuencias en las que ambos compartieron momentos de felicidad, bañándose, o corriendo bajo la lluvia, o subiendo por un escarpado prado. Tales reminiscencias le impulsan, en compañía de su hija, a visitar de nuevo ese inolvidable escenario.

Estimo, pues, que la obra está presidida por el sentimiento de AMOR, de un amor que permanece a través del tiempo, de la distancia y de los diferentes caminos que siguen cada uno de sus protagonistas; es un Amor-Vida del que ella es consciente desde un primer momento, y no él, que tendrá que caer en un estado depresivo para darse cuenta de que él también la quiere y es ella la que siempre permaneció a su lado, y en todo momento le ayudó.

Acertada la música que acompaña a la historia, que genera paz y tranquilidad, como en el trasfondo de ella se da, pese a los distintos avatares (sobre todo laborales) que en el tiempo pasan hasta situarse en lo que realmente la gusta-escribir y enseñar.

Importante el hecho de que las circunstancias que concurren y determinan la muerte de Emma dada la expresión con que anuncia, desde la piscina, su pronta llegada, permiten a Baxter preservar en su mundo de recuerdos y sentimientos tan gratísima despedida.

Profunda, reflejando que sólo a través de la aceptación de una realidad-depresiva Muerte se puede volver a nacer, más bien a renacer, como ocurre en él, quien tiene que pasar por ese estado para madurar, hacerse responsable y consciente de que a las personas amadas también se las pierde, pero permanecen a través del recuerdo y de su encarnación en otros, como  representa la hija, que va a ser con la que sigue sintiéndose amado y acompañado como lo ha sido con su madre y su compañera-mujer, que ha estado siempre ahí, como una forma de expresar que los vínculos de afecto auténtico permanecen en el tiempo, tanto en la VIDA como en la MUERTE.

Nos encontramos, pues, con conocimiento expreso o no por parte del autor de la obra y/o del Director del film, ante una exposición realmente excelente. Fácilmente podremos apreciar, a través de tan acertado guión, que lo que une “siempre el mismo día” es nada más y nada menos que el auténtico y verdadero HILO CONDUCTOR de la VIDA : el AMOR. Se inicia, sin duda, con la impronta –“troquelado”- del período de crianza, donde la madre desempeña un papel “improntador de amor” básico y trascendente. Amor, comprensión, que queda excelentemente secuenciado en el momento en el que la madre es consciente, al igual que el hijo, de su inminente muerte, al comunicar a éste que sigue confiando y creyendo en él. En suma, que pese a sus desacuerdos en su conducta, le sigue amando.

Amor que se reencuentra y pervive, pese a las distancias y múltiples avatares, en Emma. Amor que, pese a una elipse, por divergencias de líneas de conducta durante años, entre Baxter y Emma, permanece incólume, con consistencia y fuerza para superar incomprensiones y aparentes desviaciones, imponiendo su fuerza, su capacidad de comprensión y, en definitiva, el encuentro vinculante de la verdadera felicidad. Felicidad que perdurará más allá de la inesquivable y, a veces, inesperada y traidora pérdida, por muerte. Felicidad como “impronta” capaz de superar el dolor por la pérdida y transmitir a la siguiente generación el valor del recuerdo de quien amó y a quien se amó como el elemento básico, como la sangre para el cuerpo, de la VIDA.

La escena del padre juntamente con la hija ascendiendo la ladera de prado, al final del film, viene a representar con excelencia de comunión del recuerdo, con la presencia viva y la transmisión a la generación siguiente representada por la hija. Escena de ambos, padre e hija, cuya evocación del recuerdo materno desde la cima del monte, dirigiendo la mirada hacia un horizonte sin fin, viene a constituir el encuadre genial de la infinitud de la naturaleza como un inmenso y grandioso cobijo para la vida, el amor y la felicidad sin fin generacional.

Por otra parte, merece resaltar las diferencias, altamente significativas, entre las alusiones que al inicio hago de los términos ser y tener. Es, una vez más, un muy estimable acierto el presentar, encarnado en Emma, el valor primordial y esencial que la protagonista concede al significado del ser. Firme, decidida y constante, pese a sus dificultades laborales y de medios de subsistencia, mantiene su determinación acerca de lo que realmente quiere y desea ser: escritora. Como tal lo logra, triunfa y se siente feliz. Es, lo que ella quiso ser.

Por otra, la prevalencia que Baxter, pese a sus capacidades, posibilidades y medios por parte de su familia, por el tener, carente de un proyecto u objetivo personal acerca de lo que desea ser, se convierte en una trayectoria tan fútil como sin sentido. Lo mismo dirige un número, frívolo, según la conveniencia del momento de televisión que aparece fregando platos. La paternidad insospechada pero aceptada y la soledad, tras la pérdida de la madre, reactivan, una vez más, su amor, latente pero profundo, que siempre le mantuvo vinculado, en el fondo, con Emma. Su búsqueda y encuentro pasará a ser la razón primordial de su vida. Ahora, su recuerdo, frente al horizonte que compartieron felizmente, acude a Baxter para, a su través, depositarlo en la hija, fiel continuadora y heredera del HILO CONDUCTOR  de la VIDA:  el AMOR.   

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